“Tregua”, segundo track, levanta el ritmo en un coqueteo con el funk sin perder el núcleo cancionero. Sobre la mitad, el protagonismo de los teclados da muestra del trabajo detallista en la producción. La canción que le da nombre al disco apunta directamente al ritmo, avanzando con el ímpetu de la hipercomunicación y la velocidad del tiempos. “Como un libro” sigue en la misma senda, un rock suave que va hacia adelante sin mirar atrás. “Es que es tiempo para resistir / tiempo para morir en el intento”, canta en el estribillo.
“A nuestro favor” y “Esta es la hora” (producida junto a Abril Sosa de Cuentos Borgeanos y Catupecu Machu) forman un segmento nocturno y seductor, combinando melodía, groove y destellos electrónicos. Sin perder ritmo, “Algo vivo” es uno de los temas más logrados, zigzagueando entre entre el sonido limpio de la guitarra acústica y la distorsión con arreglos modernos.
En la previa del final, “Los intentos” pone el ambiente un poco más oscuro y una letra que reflexiona sobre la vida, el cuerpo y el paso del tiempo. “En la vitrina que nos vende vidas / muere lento nuestro tiempo / preferiría no entregar la mía / solo pierdo si no intento”, canta en la última estrofa. El cierre llega con “Río”, una canción instrumental que viaja por distintos climas y que funciona como epílogo perfecto para este disco profundo y dinámico.
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